PROCESO DE LA FORJA

PROCESO DE LA FORJA

Para realizar cualquier trabajo de forja, es imprescindible tener en cuenta de qué material se trata y cual es su estructura atómica.

Si se trabaja el hierro en sentido longitudinal (en el sentido de la pieza) se puede estirar, doblar y realizar cualquier operación manteniendo su resistencia y estética.
Si se trabaja en sentido contrario a su composición atómica (en sentido transversal), al estirarlo o doblarlo puede agrietarse o romperse, perdiendo también estética y resistencia.

La fusión y la incandescencia de un material férrico necesita obligatoriamente un conocimiento de las temperaturas a las cuales se somete, ya que determinan el comportamiento atómico del material.

Si golpeamos un hierro en frío, conseguimos por un lado un hundimiento producido por el impacto y por otro lado, una compactación en su estructura sobre la zona golpeada. La compactación irá produciendo una mayor dureza del material, pero también un mayor riesgo de fragilidad.
Si golpeamos un hierro incandescente, apenas se produce compactación del material. Los golpes no hunden la zona de impacto, sino que hace que el material se ensanche.

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